Conocí a Dios en el año 2001, cuando me mudé a Ensenada apoyar en un ministerio donde serví aproximadamente 9 años. A mediados del 2011, llegue a Horizonte como congregante y a los meses comencé a servir como voluntaria y fue hasta el 2014 que forme parte del staff.
Nací en una familia cristiana, a los 5 años acepté a Cristo en mi corazón y a los 7 años empecé a servir en la iglesia, a los 18 años Dios habló a mi vida y tomé la decisión de dedicar mi vida y servicio a Él. En el 2019 llegué a Horizonte Ensenada para estudiar en la Escuela de Liderazgo y en el 2020 Dios me llamó a servirle de tiempo completo, desde entonces he servido en Horizonte, siendo obediente y creyendo en el propósito de Dios para mi vida. Amo a la iglesia, amo lo que está pasando dentro de la Iglesia y amo la visión que Dios le ha dado a nuestro pastor.
Desde niña he asistido a la iglesia, pero fue hasta los 15 años que decidí seguir y servir a Dios de manera personal. En 2018 me mudé a Ensenada y entré a Escuela de Liderazgo en Horizonte, donde estuve aprendiendo y desarrollándome en el área de alabanza, y desde entonces he estado sirviendo en ese ministerio y en otras áreas.
Crecí en la iglesia de mis padres y cuando llegue a la edad suficiente me bauticé y decidí seguir a Jesús incondicionalmente. Hoy en día tengo 32 años, felizmente casado con una mujer increíble y padre de un pequeño de 9 años. Mi familia y yo llegamos a Horizonte hace 6 años y desde entonces abrazamos la visión y decidimos servir tiempo completo en el ministerio. Hoy en día tengo el privilegio de dirigir el equipo de alabanza y ser parte del crecimiento y desarrollo de cada uno de ellos.
Cuando conocí a Cristo, dije Señor aquí está mi vida a tu servicio. Han sido los años más maravillosos y plenos en Jesús, Dios en su misericordia me ha permitido tener una hermosa familia Con el esposo más maravilloso, tenemos un hijo increíble. Hoy en día tengo el privilegio servir en el ministerio de kids, es una experiencia increíble En donde amamos demostrar el amor de Jesús. Y es hermoso poder ser instrumento de la formación espiritual de los niños, mediante la enseñanza de la palabra de Dios. Mi mayor anhelo en el ministerio es ver a cada pequeñito, crecer en sus convicciones, que se sientan amados y aceptados por Dios, y puedan ser inmovibles en su Fe.
Conocí a Cristo en Horizonte a mis 35 años. Llegué con ataques de ansiedad severos tratados por Terapeutas que no pudieron controlarlos y, por consejo de uno de mis terapeutas, me acerqué a la iglesia. A los meses de visitar Horizonte encontré en Cristo la paz que necesitaba mi alma, inicie una relación personal con Jesús y hoy a mis 54 años, independientemente de las circunstancias, camino con Cristo lleno de gozo y disfruto servir en lo que se pueda en mi casa espiritual que es Horizonte.
En el año 2009 fui al estado de Chihuahua pensando que sólo estaría 3 meses, pero en ese lugar fue dónde tuve un encuentro especial con mi Salvador, me di cuenta cuanto me amaba y que quería servirle tiempo completo. Después en el 2017 llegué a Ensenada para el programa de la EDL al cual una vez completado Dios tenía más planes para mi vida, por lo que me quedé. Y desde entonces Horizonte Ensenada se ha vuelto mi hogar.
Soy del estado de Arizona y tengo casi tres años aquí en Ensenada. Crecí en un hogar donde Cristo y el evangelio siempre fue predicado, pero no creí en Jesús como mi Salvador hasta los 10 añitos. Desde esta edad Dios me ha dado amor por las personas, y aún más por los niños. Originalmente vine aquí a México al instituto bíblico. Estudié por dos años, me gradué en mayo del 2020 y ahí conocí a mi esposo. Nosotros nos casamos en agosto de 2020 y recientemente nos integramos a horizonte porque aquí nos trajo el Señor. Ahora estoy sirviendo en el ministerio de los niños, y con mi esposo en el ministerio de los jóvenes.
Mi nombre es Alberto y hace casi 6 años llegué a Horizonte. Inicialmente tenía la intención de capacitarme y aprender sobre alabanza y adoración para luego regresar a mi ciudad natal, pero creo que Dios tenía otros planes. En muy poco tiempo pude ver cómo Dios me llamaba a este lugar, un lugar que pronto llamaría hogar. Ha sido un lugar seguro y de descanso para mí. Aquí he sido probado, corregido y exhortado, pero también he sido amado, empoderado, y confiado con responsabilidad. Agradezco a Dios por este lugar.